martes, 30 de diciembre de 2008

Segundo latido

CATORCE

"Inicio el ascenso de la pendiente que conducia a su calle pensado en Sergio y en las tres ocasiones en que habia estado con el, incluida la primera, tan curiosa y ridicula, cuando noto la presencia cerca de ella. Al levantar los ojos del suelo lo vio.

Arturo.

Se quedo paralizada. No solo no se lo esperaba, si no que fue como si la atarcaran a traicion, como si el pudiera haber leido sus pensamientos. Supo que se habia quedado blanca por la impresion, aunque el no pudiera notarlo, rodeada por las primeras sombras de na noche estrellada.


- Hola Monte.
Estaba a unos cinco metros, de pie, aunque seguramente habia estado esperandola sentado en alguna parte baja del muro de los señores Caldentey. Solo dio un par de pasos en su direccion, asi que, despues de todo, los pocos metros que aun los separaban eran igual que un abismo.
Montse logro reaccionar.
Continuo caminado y trato de pasar de largo a su lado.
No lo consiguio. Arturo la retuvo cogiendola del brazo. Montse hizo un gesto de furia para soltarse.

- Espera ,por favor - le pidio el chico.
- ¿Que quieres? - le lanzo toda su ira en forma de mirada, una mirada cargada de reproches y desprecio.
- ¿Como estas?
- ¿Es eso? ¿Te interesas unicamente de mi salud? Pues ya lo ves muy bien ¿No se nota?
- ¿De verdad estas bien?
- ¿Preocupado a estas alturas? - le disparo verbalmente ella - ¿A ti que te parece? No tengo aspecto de muerta ¿verdad?
- Eres injusta - susurro con dolor.
- ¿Yo? ¿Injusta yo? - parecio sorprenderse Montse.
- No tuve muchas opciones.
- Tuviste una - se puso el dedo indice en el pecho - Yo. Pero pasaste de mi.
- ¿No lo entiendes? - elevo la voz Arturo - No queria verte...
- ¿Que, morir? Vamos, puedes decirlo, ya lo he superado.
El muchacho bajo la cabeza. Montse experimento un torbellino de sensaciones. Los recuerdos cruzaron su mente como si fuese transparente. Eran como nubes sin rumbo, pero nubes compactas, llenas de momentos que un dia fueron inolvidables.
Y habia pasado tan solo un año, aunque parecia que todo se remontara a otro tiempo y otra dimension.

- El amor es hasta el final ¿sabes? - dijo imponiendose a su culpable silencio - No vale para pasarselo bien y cuando van mal dadas...
- Tuve miedo... - confeso Arturo.
- ¿Que te crees que senti yo? ¿Miedo tu? ¡Yo si que tenia miedo, y estaba sola! ¿Donde estabas tu cuando esperaba la muerte en el hospital? ¡Mier, Arturo! ¿Donde estabas?
- Lo siento. Ahora.
- Ahora soy otra - no le dejo hablar.
- No es verdad.
- Si lo es, mirame.
Arturo seguia con la cabeza baja.
- Mirame - repito Montse con mas fuerza en al voz.
Lo hizo. Ella se habia jurado no llorar. El, en cambio, parecia roto y a punto de hacerlo.
- De acuerdo - dijo el chico - algo si has cambiado, pareces mas dura.
- Al contrario. De dura nada. Ahora amo la vida porque se lo que es estar a punto de perderla. Me siento mejor, como pesona, y tambien, feliz y contenta.. Pero aun tengo miedo, vivo y duermo con el. Y es porque aun me siento sola y me cuesta adaptarme a cuanto me rodea desde que me dieron el alta. Pero se que saldre adelante.
- Por favor, dejame que...
Volvio a quedarse cortado.
- ¿Quieres volver a intentarlo de nuevo o es solo que te sientes culpable? Continuas siendo tan egoista como ya lo eras antes, aunque yo no me diese cuenta.
- ¿Egoista?
- No importa, en serio. Ya no - le mostro las palmas de sus manos desnudas - Me duele pero ya no me importa. Yo estaba en el hospital y tu ya salias con Mercedes. Por cierto, ¿como esta? Hace mucho que no la veo.
- Fue una locura. Igual hubiera podido fumarme unos porros o beber hasta emborracharme - quiso justificarse el.
- No me vale - nego Montse - Te buscaste a otra y ya esta, y encima fue ella "Doña Caliente", ideal para hacerte olvidar, porque todo el mundo dice que es muy fogosa. Pero da lo mismo, de verdad. Dejemoslo asi. Dicen que el prime amor no se olvida y yo no te olvidare, aunque estoy empezando a entender que lo nuestro solo fueron fuegos artificiales.
Por primera vez, y tras aguantar estoicamente el chaparron verbal. Arturo la miro y con dureza.

- ¿Es por ese?
- ¿Quien?
- Ya sabes a quien me refiero. Ese con el que estabas.
- Es un amigo. Acaba de llegar al pueblo, aunque a ti eso no te importa.
- Has estado un par de veces con el.
- Exacto - fruncio el ceño al darse cuenta del comentario -¿Me espias?
- No. Me lo han dicho nada mas.
- ¡Genial! - suspiro molesta -¡Desde luego un pueblo es lo ideal para disfrutar de intimidad! ¿Tienes a muchos correveidiles a sueldo?
De pronto parecio cansarse de todo aquello. La ira aumento y, sobre todo la necesidad, de escapar, de echar a correr. Su habitacion estaba a menos de treinta pasos.
- Bueno ya vale ¿que quieres?
- Nada - murmuro el con dolor.
- Entonces buenas noches - dijo ella.
Reanudo su camino, lo esquivo con miedo de que volviera a retenerla y, al no encontrar oposicion, gano seguridad, confianza, y acentuo el ritmo de sus pasos.
Fueron exactamente treinta y dos hasta meterse en su habitacion, a salvo."



QUINCE


"- Quiere volver - sentencio Carolina.
- No, no lo creo. Se siente culpable y nada mas.
- Oye - hizo un gesto terminante su amiga - : lo que yo te diga. Quiere volver.
- Pues no me dijo nada.
- Tia, si es que tal y como me lo cuentas, aun no se como no echo a correr. Y no te digo que hicieras mal, que va. Yo en tu caso, te juro que le pego una patada entre las piernas, asi, de buenas a primeras, y luego, si puede, hablamos.
- Pues yo pienso que no, Y no me importa. Ni le culpo. A fin de cuentas la mayoria de la gente todavia me ve como un bicho raro, una especie... de monstruo de Frankenstein.
- ¡Hala! ¿Que dices?
- En serio. Puede que aun me quiera, no te lo discuto, pero esto...- se toco el pecho con un dedo.
- Yo creo que te equivocas. Lo que pasa es que Arturo se ha dado cuenta de que metio la pata y que fue inmaduro. ¿Aun sale con Mercedes?
- Ni idea.
- Si sale, que lo dudo, no le dura ni este verano.
- Bueno, ella es muy... convincente. Fijate en lo poco que tardo en saltar sobre el en cuanto estube fuera de circulacion.
- Pero si no pegan ni con cola. Mercedes es un pendon desorejado, ideal para inmaduros como Arturo - repitio poniendo el dedo en la llaga.
- Mira me da igual, en serio. Ya lo he superado.
- No habias vuelto a verlo, que eso es otra cosa.Ahora ya te has enfrentado a el, si que puedes superarlo. ¿Y Sergio?

La pregunta de Carolina la golpeo de lleno, porque no se la esperaba y porque, desde que su amiga habia llegado a su casa no habia echo otra cosa que hablar del encuentro de la noche pasada con Arturo. Ni siquiera se habian dado el baño en la piscina pese al calor. Estaban tiradas en las tumbonas, al sol, disfrutando del silencio de la mañana, todo un lujo teniendo en cuenta que Dani todavia seguia en la casa.

- ¿Que pasa con Sergio? - se traiciono Montse
- "¿Que pasa con Sergio? ¿Que pasa con Sergio?" - la imito Carolina poniendo una cara ridicula - A ver, ¿que quires que pase? ¿Lo has visto?
- Si, ayer.
- ¡Huy, pero que cerda! - su amiga se incorporo hasta quedar sentada de cara a ella - ¡Cuenta, cuanta!
- No hay nada que contar - dijo Montse despacio, alagardo las vocales.
- ¡Y un cuerno!
- Nos tropezamos casualmente y estubimos charlando un par de horas, nada mas.
- ¿Casualmente? ¡Y que mas, rica! ¿Habeis quedado?
- Para esta tarde.
- Huy, huy, huy! - se lleno de sospechas Carolina - ¡Una cita!
- No es una cita, solo hemos quedado.
- Ya, y yo soy Leonardo di Caprio reciclado y de paso. ¡No me vengas con historias!
Logro hacerla reir.
- Te gusta, ¿lo ves? - insistio Carolina.
- ¿No decias que era mono? - se justifico Montse.
- ¡Es monisimo, tia! ¡Y un sol, se le nota!¡Si es que me parece genial!
- Pues no va a pasar nada, asi que no te dispares.
- Ya.
- ¿Crees que soy tan directa como tu?
- Te lo repito: lo que te convendria este verano. Un poco de marcha loca, aunque solo sea para desquitarte y ponerte en onda.
- ¿Con el?
- Con el.
- Lo pensare.
- A veces te dara una bofetada. ¿Cuantas veces crees que vas a encontrarte un chico asi, y al que, encima le gustes? Oye, que no somos top models. No estamos mal... - se paso las manos por la cintura e hizo un gesto lleno de coqueteria - pero desde luego no somos la Schiffer- y volvio a cambiar de tema, tan subitamente como era su costumbre, para preguntare de pronto - ¿Le has dicho ya lo tuyo?
- No, ¿por que habria de hacerlo?
- ¿Que tiene de malo? No tienes el sida ni nada de eso, ¿vale?
- Queria queria que fueramos a la piscina esta mañana - bajo la cabeza Montse.
- Y en lugar de aceptar, te quedas aqui.
- Me da corte - le confeso.
- No se lo digas de momento, pero la verdad es que con ese traje de baño no se te nota nada.
- ¿Tu te bañarias en publico con este bañador?
- Tampoco es tan espantoso - mintio Carolina - Ademas, tarde o temprano, s sigue en el pueblo, se lo diran.Tod el mundo lo sabe y en cuanto lo vean dos veces mas contigo...
- Dejalo. No quiero pensar en ello - y se levanto para echarse al agua.
- Dios, como te gusta - suspiro su amiga.
- No seas boba.
- Si no quieres decirselo, es que te importa.
- A veces te odio.
- Y yo a ti- le saco la lengua Carolina - Porque a estas alturas de julio, aun no me he comido una rosca, y tu, mientras, deshojando margaritas: que si Sergio, que si Arturo... A ver si va a tener que darme algo a mi tambien para que me ponga de moda...¡Eh, eh!¿Que haces? ¡ No, no, que esta muy fria!

Montse la estaba salpicando a conciencia, con todas sus ganas."
Continuara....

lunes, 29 de diciembre de 2008

Segundo latido

DOCE

" No logro alcanzarla hasta llegar casi a la carretera y,aun asi, no por ello dejo de caminar.
- ¿Quien era?
- ¿Quien era quien?
- Ese, el que te ha puesto tan furiosa.
- Yo no estoy furiosa.
- Bueno, pues el que ha incomodado.
- Tampoco estoy incomoda.
- Vale, solo era por curiosidad.
Montse se detuvo en seco.
- Era solo un amigo, nada mas - le dijo con chispas en los ojos - Un amigo que no se porto bien y ya esta.

Esperaba una nueva pregunta, pero Sergio no se la formulo. Al contrario, parecio aceptar su somera explicacion. Eso la deconcerto aun mas. Comprendio que no era como los demas, por extraño que se le antojara. Comprendio que era un buen tio. Y compredio que le gustaba.
Carolina tenia razon.
Siempre la tenia.
Le gustaba, y eso si era asombroso.
Tan rapido, tan inmediato a lo otro, a Arturo.
- Perdona - le pidio sinceramente mientras reanudaba la marcha - no me hagas caso.
- Es la segunda vez que me pides perdon en poco rato y no tienes por que hacerlo - dijo el- la verdad es que yo soy un redomado palizas.
- No, en serio - insitio Montse - Me has conocido en un mal momento, eso es todo. Por lo general no soy asi. Incluso hay quien me encuentra encantadora - pudo bromear.
- Hay epidemia de malos momentos ¿verdad?
- El mio es asqueroso - asintio con la cabeza haciendo un gesto de supremo abatimiento.
- Pero ahora... ¿estas bien?
- No lo se. Cuando pasa una temporada dificil, te queda una resaca de aupa.
- ¿Has estado enferma?
- Si.

De nuevo esperaba la pregunta siguiente, lo detalles que se escondian detras de su pequeña claudicacion. No queria hablar de ello, ni de nada, y menos con el, alli y ahora. Por eso los segundos transcurrieron muy lentos y por ello se extraño otra vez de que Sergio no le preguntase por su enfermedad. Penso que el la entendia. Penso que le evitaba deliberadamente un mal trago, o la incomodidad e decirle que no queria hablar de ello.
Ciertamente no queria hablar de ello.
Aunque si de otras cosas.
Por primera vez.
- Se llamaba Arturo - le confeso y salimos juntos hace un año.
- ¿Erais novios?
Montse se encogio de hombros.
- Supongo - dijo no muy segura.
- ¿Rompisteis?
- Simplemente dejamos de... Bueno - se enfrento a ello en voz alta - el dejo de verme.
- Se volvio loco, claro.
- Oh, si, se volvio loco - sonrio Montse.
- Y acaba de salir del manicomio, se le notaba.
- Su familia tiene una casa en una de las urbanizaciones. El va y viene. Hacia mucho que no lo veia.
- ¿Fue por .... esos problemas de los que acabas de hablarme?
- Si.
- Entonces no se portobien contigo.
- No, no se porto bien.
- ¿Le odias?
- No -dijo pero envolvio su respuesta con un gesto de asco.
- ¿Todavia le quieres?
Giro la cabeza para mirarle de frente.
- Eres un pregunton, ¿eh? - le solto con el ceño fruncido.
- Si - reconcio Sergio haciendo un movimiento de resignacion, de tono afirmativo, con la cabeza.
Tardaron en echarse a reir, solo un poco.Pero lo hicieron al unisono, liberandose de sus ultimas energias negativas, de sus miedos y prevenciones, dando paso a una inicial de sensacion de libertad con la que se arroparon.
Tal vez por ello, un por de metros mas alla, Montse volvio a oirse a si misma diciendo algo que no esperaba, pero que salio del alma, con todo su dolor, aunque con una especial sinceridad.
Algo tan simple como:

- No, ya no le quiero."

TRECE


"El camarero dejo dos limonadas sobre la mesa y, antes de irse de nuevo, Sergio saco una moneda de quinientas pesetas del bolsillo y se la tendio. Espero el cambio, se lo guardo y volvieron a quedarse solos.

La mesa, aunque apartada de muro sobre el que transcurria la carretera, no estaba precisamente rodeado de silencio y paz. Ademas,de la piscina del pueblo,pese a la hora, todavia salian algunos bañistas. Eso hacia que muchas veces mirasen a otro lado a causa de algun ruido, o porque alguien saludaba a Montse.
Sergio de dio cuenta de esta ultima circunstancia y se lo comento.

- Nunca te he visto con nadie, salvo con Carolina.
- Es que ella es mi mejor amiga, y a veces pienso que la unica amiga tambien.
- Sin embargo, todo el mundo te conoce.
- Esto es un pueblo - advirtio ella - No tiene nada de raro. Claro que nos conocemos todos, pero en lo que a mi respecta, ya me ha pasado la epoca de las pandillas.
- ¿A causa de... ese mal momento?
- Supongo.
- Pareces haber madurado mucho y de golpe por culpa de eso.
- ¿Ah, si?
- Bueno, no se, es lo que me parece a mi.
- No, no, si es posible que tengas razon - admitio ella - Aunque no me conocias de antes, asi que no puedes saberlo.
- No te conocia, pero acabas de decir que se te ha pasado la epoca de las pandillas, y a tu edad lo mas normal es salir en pandilla.
- Vaya eres todo un experto.
-No, que va.
- Oh, si. Y encima has dicho lo de "a tu edad" como si tubieras... que se yo, treinta años.
- A veces creo que los tengo - se justifico Sergio con cansancio.
- No me digas que..
- Todos pasamos malos momentos, no eres la unica.
- ¿Cual a sido el tuyo?
- ¿Y el tuyo?
- Yo he preguntado primero.
- Pues tienes tan pocas ganas coo yo de recordar lo que no te gusta.
- Vale - admito Montse.
Se llevo el vaso a los labios para disimular un silencio incomodo y casi lo apuro de un trago, victima de una repentina sed. Tenia que empezar a despedirse. Cena a las nueve. Y no estaba muy segura de querer verlo despues, asi que lo mejor seria que no saliera de casa.
Sin saber por que, intuia que volver a verlo, tan seguido y a solas, podia convertirse en peligroso.
Sergio parecio captar sus pensamientos.

- ¿Saldras despues?
- No, hoy no.
- ¿Por que?
- Quiero ver un progama en la tele - mintio
Su rostro mostro elocuentemente su desencanto.
- ¿Y mañana? ¿Por que no nos vemos aqui? - señalo la piscina.
- Nunca vengo a la piscina del pueblo - dijo ella - Tenemos uan en casa y prefiero bañarme alli. Menos gritos, salpicones y todo ese rollo.
- ¿Quedamos el veinticinco de febrero del año que viene?
- ¿Que? - se echo a reir Montse.
- Supongo que, si te lo pido con tiempo, no habra problema.
- No seas burro - siguio riendose - Despues de mañana por la mañana, viene mañana por la tarde.
- Vale, entonces, ¿nos vemos mañana por la tarde?

¿Era una cita?
- Si, claro, estare por aqui - dijo ella tratando de que no lo pareciera.
- Pues brindo por ello - Sergio levanto su vaso y tambien lo vacio.
-Bien - brindo Montse . Ahora he de irme.
- Te acompaño.
Ella detuvo su ademan de ponerse en pie.
- No, no hace falta.
- Pero si no tengo nada que...
- Sergio, que no, gracias.
Su tono fue tan irrefutable como su mirada.
El chico que quedo clavado en su asiento.

- Hasta mañana - se despidio ella suavizando la situacion con una sonrisa.
- Hasta mañana- le correspondio el.

Era la tercera vez que se despedian a solas y la tercera vez que ella echaba a andar sintiendo sus ojos clavados en su cuerpo. Pero no la tipica mirada del admirador que te desnuda con la mente. Era una mirada cargada de sentimientos confusos. Pudo percibir la ansiedad, la desazon, un cumulo de energias y tormentas que caian sobre ella.
Le fue dificil no girar la cabeza.
Le fue dificil no apretar el paso y mantenerse serena.
Y le fue mas dificil dejar de pensar en todo aquello, en la novedad que representaba, la sorpresa, el suave color de las sensaciones que sentia.
Tanto que acabo rindiendose a la evidencia: no podia dejar de hacerlo."
Continuara...

sábado, 27 de diciembre de 2008

Segundo latido

NUEVE


"El medico examino el trazo de la linea que iba dejando el electrocardiograma en la larga hoja de papel. Un trazo continuo, de subidas y bajadas estables, siguiendo los impulsos marcados por el corazon en cada uno de sus latidos. Montse, tendida horizontalmente y conectada por medio de los electrodos la sistema de aparatos, lo observaba de reojo, pero tambien con confianza. Los dias en los que la angustia y el miedo dominaban cada una de aquellas escenas habian pasado. Por si no fuera bastante, el hombre la tranquilizo aun mas, sin esperar a que la prueba habria termiando.

- Bien, muy bien - comento - Perfecto.
- Me alegro - reconocio ella.
- Si no fuera por lo que sabemos tu y yo, nadie diria que has pasado por lo que has pasado

Montse cerro los ojos y respiro con fuerza. De hecho era uno mas de sus examenes rutinarios, pero no podia impedir que, cada vez que entraba en la consulta,una fuerte agitacion se disparara en su interior. Un año antes estaba perfectamente y luego...
- Muy bien - dio por terminada la ultima prueba el medico - Vamos a quitarte esto.
Lo hizo un enfermero, con cuidado, mientras el esperaba examinando la larga ficha medica de Montse. Cuando ella estubo libre de cables y conexiones, comenzo a vestirse. Para entonces el doctor ya habia regresado a su despacho, y se habia sentado en el otro lado de la mesa. La puerta habia quedado abierta y su paciente se reunio con el.

- Sientate - le pidio.
Montse le obedecio mientras el terminaba de efectuar una anotaciones. La tira de papel con el electrocardiograma fue lo ultimo que añadio a su expediente.Luego lo dejo sobre la mesa y se enfrento a ella con una sonrisa calida en los labios.
A Montse le gustaba, y no solo porque un año antes le hubiera salvado la vida. Era un buen hombre, lleno de ternura, sensibilidad y comprension.

- Cuentame- le pidio el.
- ¿ Que quiere que le cuente? - le pregunto Montse.+
- Pues que haces y todo eso. Estamos en verano.¿Ya nadas, caminas haces ejercicio?
- Si,si.
-¿ De verdad?
- Bueno en casa tenemos una piscina, pero no es olimpica, claro...
- Tu ya me entiendes - manifesto el medico - Se trata de actuar con normalidad.
- Lo hago.
-¿ Del todo?

Montse se mordio el labio inferior. Bajo la vista al suelo un momento.
- Lo intento - reconocio.
- Es logico - acepto el hombre - Crees que cual esfuerzo puede provocarte algo irreparable, pero se trata de que vayas cogiendo confianza. Por eso es tan importante llevar una vida normal. Estas bien Montse. Tu corazon debe asimilar esa normalidad, pero es basico que tambien lo haga tu mente. En tu cuerpo todo trabaja al unisono. ¿ Te dije que tu eres tu mejor ayuda?
- Si.
-¿ Cuantas veces?
-¡ Uf, cantidad! - bromeo Montse.
- Pues te lo digo una vez mas: eres tu mejor ayuda. Que tu mente este serena y tu animo hara el resto.¿ Que tal en casa?
- Ese es el problema... - asintio con pesar Montse - Me miman comos si fuera una invalida y estan tan pendientes de mi que...
- Es comprensible.
- Ya, lo entiendo,pero a veces me ahogan. Aunque yo no piense en nada me basta con mirarlos para que todo vuelva a mi memoria. Me hacen sentir mal. Un estornudo es suficiente para que me pregunten que me pasa, si me duele algo. Es como si fuera a caerme de un momento a otro. Yo creo que, cuando estoy delante, ni respiran.
- He hablando con ellos, pero es dificil hacerles entender cual es su papel en nuestra estrategia. Por eso queria verte a solas.
- Y yo se lo agradezco doctor Molins. Me siento mucho mas comoda sin ellos.
- Bueno, unicamente piensa que en unos meses, puede que menos, en unas semanas, todo esto se habra pasado y la normalidad sera absoluta. Ten paciencia.
- La tengo.
- ¿ Y de amores?
Le sorprendio la pregunta. Era la primera vez que abordaba el tema. Ni siquiera supo que decir.
- Normal- se encogio de hombros.
- Entonces recuerda tan solo que, pese a lo que se diga en las novelas y en las peliculas, el amor nunca ha roto realmente un corazon, ¿de acuerdo?
- De acuerso - se echo a reir.
- Perfecto - el doctor Molins se puso en pie- Pues vamos a ver a tu padres y a tranquilizarlos un poco.

Ella tambien se levanto. El medico le paso un brazo por encima de los hombros, amigable y distendido. Salieron por la puerta del despacho riendose, lo que dejo no poco sorprendidos a los padres de Montse."




DIEZ



"Normalidad.
Una palabra sencilla, facil de pronunciar,dificil de poner en pratica.

- ¿Que te ha dicho el doctor Molins?
Su madre habia tardado exactamente siete minutos en preguntarselo. Un record. Circulaban ya por Barcelona, en busca de la Diagonal, para enfilar primero por la autopista y despues por la N-340 en direccion casa.
Montse, sentada en solitario en el asiento posterior se resigno.

- Nada que no te haya dicho a ti.
- Me refiero a cuadno estabais solos - insistio la mujer.
- Mama, ya te lo he dicho: nada.
- Pero habeis estado un monton de tiempo solo.
- Me hacia pruebas ¿ tu crees que cuando un medico te examina se pone a hablar por los codos?
- No, pero...
- Ademas, si me pasara algo, te lo diria a ti o a papa, no a mi...
- Mira es que yo no entiendo por que no podemos estar delante cuando...
- Maite - dijo en un tono de reproche muy claro su marido.
- Mama, si estas tu, no paras - dijo Montse.
- Ya esta - se enfado ella - Es normal que quiera saber como estas ¿no?
- ¡ Pero es que estoy bien!
- No grites ¿eh? - se lo dijo con prevencion, no con autoridad -A ver si te va a dar algo.
-¿ Lo ves? - Montse miro a su padre por el retrovisor interior - ¡Estoy bien, asi que puedo gritar, enfadarme, hacer lo que quiera! ¡Deja de darle vueltas, por Dios!
- Vaya cualquiera diria.

Demasiado tarde su madre empezo a llorar.

- ¡Oh, no, vamos! - se lamento Montse.
- Vala ya, Maite - le dijo su marido- ¿No ves que asi no la ayudas? Bueno, ni a ella ni a nadie.
- Si, ya...- balbuceo la mujer - Con lo que he pasado y encima...


Montse iba a decirle que ella era quien habia estado a las puertas de la muerte, pero logro contenerse. Por mucho que le irritara la actitud de su madre, y esto no podia evitarlo, debia acostumbrarse. Para eso formaban una familia, para compartir lo bueno y lo malo, y mas cuando lo malo era muy malo. De hecho, la que estaba ahora enferma de los nervios era su madre,y no mejoraba. Vivia al limite, pero lo peor era que parecia esperar una faltalidad a cada momento. Unos dias antes su padre le habia hablado de llevarla a un psiquiatra.
Se nego en redondo.Dijo que la enferma no era ella, sino su hija.

-¿ Estas bien? - le pregunto el padre deMontse a su mujer.
- Pse - exclamo ella con desidia.
-¿ Porque eres tan fatalista?
- No puedo evitarlo, ¿que quieres que te diga?
- Ya, pero es que te vas siempre al extremo. Cuando papa llega cinco minutos tarde, no piensas en el trafico o en que ha podido quedar a hablar con un amigo, o simplemente tenia mas trabajo que de costumbre; tu enseguida piensas en un accidente. Y cuando Dani se perdio en la montaña y lo encontraron no dijiste , gracias a Dios o algo asi. No tu pensaste¿esta vivo?. ¿Porque eres tan pesimista?
- Dejalo Montse - le recrimino su padre.
- Es mas fuerte que yo- se justifico su madre.
- Pues a los demas nos haces la vida imposible ¿sabes? Cuando uno esta en un atasco y no puede llamar por telefono, y encima sufre porque sabe que tu estas sufriendo...
-¿ Y yo que...?
-¡ Eh, eh! - las acallo el hombre - ¿ Vais a estar asi todo el trayecto?


Se callaron. La mujer, que hasta aquel momento habia estado girada hacia tras, mirando a su hija, se puso recta en su asiento delantero, y tras exteriorizar su enfado respiro con fuerza, fingio interesarse por el trafico. Montse agradecio la determinacion de su padre, no queria discutir. Nunca queria discutir. Pero su madre no la dejaba en paz, sobre todo despues de lo sucedido.
Probablemete jamas la dejaria en paz despues de eso.
Y tenia que vivir con ello.
Ya no volvieron a discutir en el resto del viaje hasta Villaranam a donde llegaron en menos de veinte minutos."



ONCE

"Acababa de llegar y se habia sentado sola cuando llego el, tan misteriosamente como siempre, igual que si saliera de la nada, como si se materializase a su lado, o... como si la esperase.

-Hola.
-Hola - correspondio a su saludo.

Sergio se quedo de pie, aguardando algo, tal vez una invitacion por su parte. Montse no se la sirvio en bandeja. Prefirio ver sus nervios, aquella contenida tension que lo dominaba cuando estaba con ella, la sensacion de inquietud, aunque al menos ya no se mostraba tan timido como para no acercarse a hablar con ella.
Fueron unos segundos. Decidio no ser una sadica.
-¿ No te sientas? - le sugirio.
- Bueno... - lo hizo bien, fingiendo despreocupacion, pero no la engaño - Si, gracias - luego busco una excusa para iniciar una conversacion - ¿ Y Carolina?
- En Barcelona, con sus padres.

El escaso publico del polideportivo saludo en ese momento un gol de su equipo. Las gradas cobraron una inusitada vigorosidad y colorido, con dos docenas de chicos y chicas ne pie dando saltos. En el centro de la pista protegidos por su cubierta de color amarillo, los jugadores de balonmano se abrazaban entre si.
-¿ Quien gana? - pregunto Sergio.
- Ni idea, acabo de llegar y me he sentado aqui como podia haberlo hecho en la piscina. No soy muy amante de los deportes que digamos - le tendio la bolsa de ganchitos que estaba disfrutando -¿ Quieres?
- Gracias - metio la mano en su interior y sa uno- ¿Te gustan estas cosas?
- Es para tener algo en las manos - se justifico Montse.
- Ah.

Ella se echo a reir.
- ¿Que pasa, que he dicho? - abrio mucho los ojos el.
- A veces eres tan serio...
- Defecto de fabricacion, supongo. - se resigno el otro.
- Bueno, no me hagas caso. Yo tambien tengo fama de seria. ¿Has encontrado ya trabajo?
- No.
- Pues vas a tenerlo crudo - insisito una vez mas al respecto- Mira aqui hay unas cinco mil personas, me refiero al censo del pueblo, pero nos rodean nada menos que diecisiete urbanizaciones. En ellas vive mucha gente de manera habitual, aunque la mayoria son segundas residencias de los de Barcelona. Y no todos los que viven todo el estan empadronados en el pueblo. Eso quiere decir que no es un pueblo con industrias ni nada de eso, salvo la fabrica de chocolates, o un poco mas arriba, la de cemento. Aqui abundan los pequeños comercios, eso si, pero casi todos negocios familiares.Quiza te iria mejor en Cervelló.
- Tampoco tengo prisa -reconcio el.
-¿ Que hacias entes de venir aqui?
- Estudiar.
- ¿Y tu familia?
Sergio dejo la mirada como solia hacerlo, de forma fija y observante. Dirigio sus ojos a la pista, donde de nuevo atacaba el equipo favorito de la mayoria de los asistentes. a juzgar por los gritos de animo que les dirigian desde las pequeñas gradas de cemento. Montse percibio que su observacion habia sido inoportuna.

- Perdona - dijo - A veces olvido que a mi tambien me joroba bastante que me hablen segun de que.
- No, no, que va, es solo que...- fingio indeferencia - no hay mucho que decir, salvo que necesitaba estar solo y por eso me he ido.
- Ojala tambien pudiera marcharme yo. - reflexiono Montse.
-¿ Por que?
Ahora la que no respondio al momento fue ella.
- Vale, uno a uno - se disculpo el.
-¿ Que harias si no encuentras trabajo? - cambio de tema Montse.
- Ya te dije que tenia dinero para aguantar un par de meses.
- Te acabaras marchando- aseguro ella.
-No tiene por que ser asi.
Se sintio obsevada al milimetro, asi que mantuvo los ojos puestos en la pista, dejando que el la mirara. Se dio cuenta de que, por primera vez en mucho tiempo, no se sentia incomoda. No era el tipo de mirada que le dirigian los vecinos del pueblo despuesd de la operacion, aunque cada vez se encontraba menos con ello; ni la mirada de los chicos que se le acercaban con animo de ligar antes de su problema de salud. Era como si Sergio le acariciase con los ojos, la mimase y le hablara con ternura a traves de ellos. Percibia que le gustaba y sentirse asi le producia una tranquilidad, una sensacion de normalidad mayor que cuanto pudiera decirle el doctro Molins. Habia llegado a creer que nunca mas la mirarian como lo hacia Sergio, si es que alguien lo habia hecho alguna vez de aquella forma.
Mas aun, habia creido que jamas sentiria otra vez lo que estaba sintiendo ahora.
Aunque solo fuese un juego: chico, chica, verano...
Pero si asi era,¿porque se sentia como se sentia?

-Yo antes hacia muchos planes - se oyo decir a si misma, sin saber en que momento habia decidido volver a hablar - Ahroa se que lo importante es vivir el dia.
- Yo pienso lo mismo - reconocio Sergio -, aunque se que no es justo.
- ¿Por que no es justo?
- Porque no puede vivirse tan solo el momento, y porque siempre hay algo mas, comenzando por un despues, un mas tarde y un mañana.
- Eres un filosofo - dijo Montse sin animo de burla.
- He aprendido algunas cosas, nada mas.
Espera que ella preguntase cuales y, al ver que no lo hacia,que se habia quedado subitamente palida, siguio la direccion de su mirada. No le costo encontrar el motivo de aquel silencio. Al otro lado de la pista un muchacho joven, de dieciocho o diecinueve años, tambien miraba hacia ella. Iba acompañado por otro chico y dos chicas.
Fueron apenas unos segundos.
Luego aparto la mirada y Montse apreto las mandibulas con tanta fuerza que sus sienes palpitaron levemente.
A continuacion se puso en pie.
- Vamonos - le pidio.
Sergio no tuvo tiempo de nada mas: se levanto para seguirla porque ella llevaba un par de metros de ventaja."

Continuara....

viernes, 26 de diciembre de 2008

Primer latido

OCHO


"La desperto su madre, llamando a la puerta de la habitacion con insistencia poco habitual.

- Montse, que te llama Carolina.

Abrio un ojo y miró la hora en le reloj luminoso. Se habia pasado. Era tardisimo, aunque de todas formas no tuviera nada que hacer aquella mañana. Por la tarde si. Por la tarde tocaba medico. Pero por la mañana...

- ¿Montse? - insistio ella.
- Ya va, ya va. - protesto.

Salto de la cama y salio con los ojos cerrado, igual que un fantasma. Odiaba tener que hablar antes de lavarse los dientes, pero si le pedia a su madre que le dijera a Carolina que la llamase mas tarde, su amiga era capaz de presentarse con un enfado de padre y muy señor mio. Se derrumbo en el sofa, como si estubiese agotada por el esfuerzo de haber dado aquellos diez pasos, y cogio el auricular de la mesa. ¿Porque no tenian un inalambrico como todo el mundo?

-¿ Que? - farfullo.
- Eso ¿que? - dijo Carolina con energia, mostrando que ella si llevaba un buen rato despierta.
- Eres una cerda- la insulto a conciencia Montse.
- Bah, tia, que le vas.
-¿ Y que?
- El dia que me flipe un chico y no te busques una excusas para dejarnos solos, veras tu.
- ¡Pero es que te largaste a los dos segundos!
-¡ Es timido, hay que darle mas oportunidades que a los demas! - grito Carolina - ¿ Y se puede saber porque estamos discutiendo? A ver,¿no te gusta?
- Si, pero no es eso. ¿ Por que todo a de ser blanco o negro?
- Mira no te enrolles. Esto es blanco o es negro, ¿vale? Asi que si no te gusta, me lo quedo yo. No tengo mas que desplegar mis buenas artes de seduccion.
-¡ Hala, asi de facil!
-¡ Jo,tia, para algo nuevo que hay! - exclamo Carolina, y como si quisiera convencerla de ello insistio - ¡Pero si es monisimo!
- No esta mal - concedio Montse.
-¡ Comprate una lagrima y ahogate! Va, cuenta, ¿como es? ¿Resulta tan encantador como parece?
- Es bastante dulce, si.
-¿ Dulce? ¿ No me digas que lo has probado ya y le has bes...?
- ¡No seas bestia, que no paso nada! Te digo qu es dulce porque lo es. No se, ha sido la primera palabra que me ha venido a la cabeza.
- O sea, como lo psiquiatras, que enseñan manchas y tu dices la primera bobada que se te ocurre- demostro Carolina su agilidez mental- Pues tu has dicho dulce y eso es algo. Vamos, digo yo.
- Carolina, descansa - suspiro Montse.
- ¿Y ademas de dulce...? -dijo de forma muy especial.
- Estaba bastante cortado, nervioso, algo asi.
- Le gustas - sentencio Carolina - ¡Huy, como le gustas! ¡ Ese esta en el bote! ¡Amor a primera vista, flechazo! ¡Podrias pasarte un verano de perlas!
- Yo no quiero pasarme un verano de perlas.
- Pues estamos en verano ¿sabes? Lo quieras o no. Estamos en verano, y lo veranos o se pasan de perlas o se pasan fatal, porque solo hay uno cada año, mejor dicho, solo hay uno cuando se tiene diecisiete años. Y aunque te moleste, te lo dire: tu estas viva, y Arturo se ha ido de tu vida. Adios. Asi que despierta y enfrentate a la verdad. Tienes un tio encantador a tiro de piedra, ¿que pasa?
- Nada- manifesto Montse.
- No te hagas la enfadada porque conmigo no puedes, y mas en casos asi. ¡No he pegado ojo en toda la noche! Va, sueltalo, que para eso soy tu amiga ¿que te pasa?
- Ya te lo he dicho: nada.
- Tienes miedo
- ¡No!
-¡ Jo, mira que eres cerrada cuando quieres! ¿Es por...?
-¡ No!- volvio a gritar Montse antes de que formulara la pregunta.
-¿ Seguro?
- Seguro. Son los demas que no paran de recordarmelo.
- Bueno, la verdad es eso si que puedo entenderlo - el tono de Carolina cambio de golpe - Tu eres mas fuerte que yo, ¿sabes? Yo si tendria miedo, tanto que...
- Carolina - impidio de nuevo que siguiera su amiga dando un giro a la conversacion - ¿te has fijado en su manera de vestir?
- Si, ¿lo has notado? Viste demasiado bien para estar buscando trabajo por aqui de lo que sea, ¿verdad? Y sus modelos... ¡ Uff!
- Hay algo en el que...no se.
- Oye, dejate de chorradas. Tu espera a ver que pasa y ya esta, pero tampoco pienses que el lo va hacer todo. ¡Fijate que hace dos dias parecia que este iba a ser un verano de los amuermado, y ahora...
-Si no fuera por lo que me ha pasado, ¿irias a por el? Quiero decir que... si me lo cedes por cortesia.
- ¡No seas burra! Te miraba a ti.
- Has dicho que si no lo quiero, te lo quedas.
- Era un comentario, mujer!
- Hace tres años nos fijamos en el mismo chico y bien que tratamos de ver cual de las dos...
- ¡ Eramos unas crias! - protesto Carolina.

Siempre decia la ultima palabra. Y siempre tenia algo que agregar. No podia con ella. Pero solo era us mejor amiga. Era su unico nexo de conexion con el mundo real. Y a veces, no siempre, pero a veces, incluso tenia razon.
Aquella era una de esas veces.

- ¿Y cuando volveras a verlo? - insistio incasable e incombustible Carolina."


Continuara....

Primer latido


SEIS


"- ¿ De donde eres? - pregunto Carolina.
- De Tarragona.
- ¿ Y que haces aqui?
- Busco trabajo.
- ¿ Aqui?
- Si.
- Anda este - rezongó Carolina - Todo el mundo se va a buscar trabajo a Barcelona y tu vienes aqui. ¡ Pero si esto es un pueblo!
- Ya, pero me gusta.
- ¿ Que te gusta? ¿Por que?
- Carolina, no seas plasta - le reprendio Montse por primera vez.
- Vaya no me digas que lo encuntras normal - le espeto su amiga- Estamos a veinte kilometros de Barcelona, pero esto es un pueblo,esto es un pueblo,se reafirmo remarcando cada silaba. - Y para el caso, como si estubieramos en la Luna.
- Que tu te aburras no significa que sea un mal sitio. - defendio su hogar Montse.
- A mi me gusta - insitio el - Estos bosques, las montañas... y Barcelona esta ahi al lado, claro.
- ¿ Donde vives?
-¿ Quieres decir aqui o en Tarragona?
- Aqui hombre aqui. Para que quiero saber yo tus señas en Tarragona.
- En la pension La Rosa, hasta que encuentre algo mejor. Tengo alquilada una habitacion.


Seguia mirando a Montse. Las preguntas las hacia Carolina, pero el miraba a Montse. De pronto se dieron cuenta, los dos, el y ella, asique miraron fijamente a Carolina, que en ese momento parecia haber termiando el interrogatorio. La chica se encontro con sus caras ansiosas.


- Esto... - busco algo mas que decir- Pues lo tienes crudo chaval, muy crudo. Y ademas con el verano ya empezado... ¿ Sabes la de arabes que hay por aqui haciendo trabajos que nadie quiere hacer? Como no hagas lo mismo que ellos...
- Si no hay mas remedio..
- Ah, bueno- dijo Carolina.
- ¿ Como te llamas? - pregunto Montse de pronto. La miro de nuevo. En sus ojos titiló una luz cargada de expectativas.
- Sergio - respondio.
- Ella es Carolina y yo soy Montse.
- Hola Carolina, hola Montse.
- Hola Sergio- dijeron los dos al unisono.
- ¿ Puedo invitaros a algo para celebrarlo?
- ¡ Si, hombre! - protesto Carolina - Estas buscando curro y te vas a poner a gastar.
- Tengo ahorros para aguantar un par de meses - justifico el.
- Ya, pero no. . insistio Carolina - Por cierto... - miro la hora y enarco las cejas como si acabase de recordar algo imprevisto - ¡ Vaya por Dios!- exclamo - He de irme.
Montse se puso tensa.
- Pero si...
- ¡ Lo siento, cielo! - Carolina ya estaba de pie, agitando las manos con su habitual efervescencia - ¡ No te he dicho que tenia que ver a Ismael? ¡ Que cabeza! - la detuvo al ver que ella pretendia levantarse - Oye tranquila, que es algo privado.


La presion de sus manos fue terminante. Montse no pudo luchar contra ella, a no ser que al final traicionase la comedia que su amiga estaba montando para dejarlos solos
Aunque se le notaba demasiado que era su intencion.


- Volveras ¿no? - quiso saber Montse.
- No lo se; pero por si acaso no me esperes - se dirigio a Sergio y le envolvio con una sonrisa de confianza- Me alegro de conocerte, de verdad. Nos vemos ¿eh?.Vale, chao.
Y sin darle mas tiempo a mas, se alejo de su lado.


- Vaya - comento el cuando Carolina ya habia desaparecido por la puerta desde hacia de cinco segundos- ¿Quien es Ismael?
Montse no le dijo que ella estaba preguntadose lo mismo."



SIETE



"El paseo, construido sobre la riera y asfaltado para ser el centro popular del pueblo, estaba lleno de gente, asi que definitivamente se alejaron de el,caminando sin aparente rumbo, aunque Montse se dirigiese a su casa sin decirselo. No era por incomodidad, ni tampoco por la hora. Se sentia bien, a gusto, por extraño que le pareciera, teniendo en cuenta que el era su primera compañia masculina en muchos meses, pero aun no tenia la suficiente paz como para disfrutarlo.
No estaba preparada.
Carolina le habria dicho que una siempre esta preparada para una aventura, o un rollo, o para todo lo que tuviera marcha o cambiara el color de la monotonia. Pero ella no era Carolina.
Sergio noto que se estaban alejando del centro.


- Siento, haberme presentado de aquella forma antes - dijo de pronto.
- ¿ De que forma?
- Bueno, estabais tu amiga y tu, y he aparecido yo...
- Si no conoces a nadie, salvo a las chicas a las que vas ayudando por la calle, es logico - trato de ser amable Montse, comprendiendo lo k le sucedia a su nuevo amigo.
- Pero puede que os haya molestado
- ¿ Porque habrias de haberlo hecho?
- Estabas muy seria.
Montse se detuvo y lo miro.
- Es que yo soy asi. - dijo con su mayor naturalidad.
- No lo creo - repuso el - Es como si te controlaras todo el tiempo.
- ¿Yo?
- Casi no te conozco, claro, pero diria que no estas en el mejor de tus momentos. ¿ Has suspendido?
- No - le dijo la verdad, porque no habia hecho ni un solo examen.
- Entonces perdona, debo ser yo, que soy muy susceptible.


Montse iba a decirle que el tambien parecia muy nervioso, muy tenso, pero opto por no hacerlo. Carolina tenia razon, era muy timido y ademas probablemente se sentia muy solo, extraño. A lo largo de aquellos treinta o cuarenta minutos de intimidad, desde que su amiga se marcho, habian estado hablando de un monton de cosas neutras, dispares, musica, deportes, como si los dos tratase de rehuir otros asuntos mas conflictivos o reales. Y era absurdo. Acababan de conocerse.
Aunque a Sergio se le notaba que ella le gustaba.
La mayoria de los chicos solia ser bastante transparente en eso.



- No era mi intencion parecer un palo de chica - confeso Montse reanudando la marcha - De todas formas tienes razon, he tenido un mal año. Entre otras cosas he perdido el curso.
- ¿ Ah, si?
- Ya no importa - se cruzo de brazos con su caracteristico gesto de determinacion y miro a lo lejos, hacia las montañas cuyas siluetas se recortaban sobre el cielo estrellado.

Sergio volvio a preguntar.
Y cuando lo hizo, fue para cambiar de tema.


-¿ Vives aqui todo el año?
- Si.
-¿ Y que tal?
Montse se encogio de hombros.
- Siempre he vivido aqui, no se - confeso.

- A mi encanta viajar, moverme -dijo el- En cuanto pueda me gustaria recorrer el mundo, ver las piramides de Egipto, Palenque en Mexico, las cataratas de Iguazú, Petra, Katmandú y bañarme en las Maldivas y en la Polinesia.
- Pues de momento has ido a parar a Villarana - se burlo ella - No esta mal. ¿ Como decidiste venir aqui?
- Pues... - Sergio desvio la mirada por un instante - fue casual. Me gusta esta zona, y a veces venia con mi moto por la carretera general hasta Villafranca del Penedés, o hasta puerto de Ordal. Un dia vi esto y me dije que era perfecto, aunque no me preguntes por que. Me gusta fiarme de mi instinto.
- Y estas aqui.
- Y estoy aqui.
- Pues aquella es mi casa - señalo Montse con un suspiro de resignacion - Yo si que estoy aqui.


A Sergio se le noto la desilusion, en el corte. Miro la hora de manera que pareciera que no lo hacia, aunque ella se percato. No era tarde.
La mayoria de los jovenes comenzaban a vivir en ese momento.
Sergio tubo la delicadeza de no preguntar.


- Gracias por dejarme acompañarte- dijo.
- No seas tonto.
El se detuvo a menos de veinte pasos de su puerta.
- Vale, pues...adios - se despidio.
- Adios - sonrio ella.


Eso fue todo."



Continuara...

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Primer latido

TRES


"Le molestaba que la siguieran tratando como una a enferma. Ya no lo era.
¿O si?
A veces tenia la sensacion de que los fantasmas de pasado la perseguian el resto de sus dias. Seria una anciana y todavia le preguntarian si se encontraba bien.

-¿ Como estas cariño?

Sus pensamientos se materializaron alli mismo, en forma de madre. Si no fuera por lo mucho que la habia visto llorar y por lo delgada que estaba, victima de los nervios, le habria pegado un soberna corte. No lo hizo, pero aun asi, no se mordio la lengua.

- Yo diria que estoy un poquito mejor que hace un rato, antes de irme, y tambien mejor que ayer, solo un poquito, pero mucho mejor, muchisimo mejor estera mañana y no digamos pasado mañana, aunque dentro de un año seguro que estare mejor que hoy, teniendo en cuenta que estaba fatal hace....

- ¡ Ay hija! - suspiro la mujer - Al final, no voy a poder preguntarte.
- Mama, si es que lo haces cada cinco minutos.
- No es verdad.
- Pues cada vez que salgo o entro.
- Has sido tu la que se ha empeñado en ir a comprar y regresar cargada. - Le reprocho su madre.
- Es que, si no hago ejercicio, voy a terminar ocmo la prima Lali.
- ¡ Pero si estas en lo huesos!
- ¿ Yo?
- Si, ya, yo digo tonterias. Eso mismo. Yo siempre digo tonterias.

Se hizo la digna. Empezo a sacar el contenido de las bolsas y a depositar los distitntos paquetes sobre el marmol de la cocina mientras fingia ignorar a su hija. Montse estuvo a punto de irse a su habitacion para ponerse el traje de baño. La detuvo el hecho de que, de nuevo, sintiera aquella infinita piedad de su madre.

- Mama - le dijo condenscendiente- he de hacer ejercicio. No puedo quedarme quieta, muerta de miedo.
- Si ya lo se - exclamo la mujer mostrandole sus ojos cargados de estrellas luminosas, al borde del llanto - Pero todavia tengo esa sensacion de que....
- Acabaras enferma tu - le advirtio su hija.

La posible respuesta no llego a producirse, Por la puerta de la cocina aparecio Julio, el hermano mayor de Montse, recien levantado pese a la hora que era. Iba en calzoncillos. En otras circunstancias habria ido a la nevera para coger algo sin molestarse en abrir la boca.
Pero eso era antes.
Mucho antes.

- Hola ¿como estas hoy? - se intereso mirandola.
- Sera mejor que no le preguntes - le advirtio su madre - A <<>> le molesta.

Montse tuvo ganas de gritar, pero eso, sin duda,habria sido demasiado.
Un cuarto personaje hizo acto de presencia ante de que respondiera: su hermano pequeño Dani. Entro en la cocina a la carga, como era su costumbre.
- ¡ Ya he termiando los deberes! - anuncio - ¿ Puedo ir a la pisci...?
Entonces vio a su hermana y se detuvo en seco, preocupado. Tanto que pregunto:
- ¿ Pasa algo?

Por lo general su hermano antes la atormenataba y le hacia la vida imposible sin el menor remordimiento de conciencia. Era natural, teniendo en cuenta que estaba en medio de sus dos hermanos. Y Dani, al fina y al cabo, era el pequeño, el <<>>. Ahora le habian leido tambien la cartilla. Caminaba con pies de plomo, no hacia ruido y a veces miraba como si fuera a caerse muerta en un abrir y cerrar de ojos.
¿ Como podia llevar una vida normal asi?
Montse salio de la habitacion sin decir nada, aceptando los hechos, pero rebelandose silenciosamente contra ellos."


CUATRO


"Se sentia tan rara,
Tan diferente.
Un año antes, el verano habia sido como todos. Es decir: un asco por tener que quedarse en Vallirana, sin ir a ninguna parte de vacaciones, pero maravilloso por poder estar junto a Arturo. De hecho, todo habia empezado entonces, pocas semanas antes de...
Un año. Solo eso. Y en ese tiempo...

Los pensamientos llegaban a embotarla, pero aun mas lo hacian las emociones que asaltaban los muros de su espirtu continuamente, a traicion, desarmandola, produciendole aquel vertigo, aquella sensacion de irrealidad. A veces no sabia que era mejor, si sabia que cara poner, que decir, como enfrentarse a su nueva vida con la apariencia de normalidad. Para ella misma era alucinante, asi que imaginaba lo dificil que debia ser para los suyos, su famila, sus amistades, el mundo entero.
Pero estaba viva. Eso era lo unico que contaba. Viva.
Aunque no dejaban de recordarle que casi se trataba de un milagro.
Todos, con su actitud.

Por eso, cuando la rodeaba. su vision de las cosas, sus dimensiones, todo habia cambiado. Exteriormente e interiormente. Los demas no se daban cuenta, porque no podian meterse en su cerebro, ni bajo su piel, ni mucho menos en su corazon, para mecerse con cada latido de esa nueva vida.
Quizas todos deberian ir a un psiquiatra. Todos. Ella, su familia, el pueblo entero.

El silencio de su habiatacion la conforto. Solo entre las cuatro paredes de ese espacio propio se sentia bien, a salvo de todo mal. Era lo unico que tenia, ese reducto le pertenecia. Mas alla de la puerta quedaba el resto del universo: su madre, en la cocina, dandole vueltas a la cabeza; su padre, trabajando y apartado durante horas de todo aquello, pero igualmente pendiente del telefono y de su miedo, superado no derrotado; su hermano mayor, a punto de ir a la universidad y lleno de planes, recuperandose del impacto de aquellos meses pasados, en los que casi de milagro, no perdio el curso; Dani, convertido en el rey de la pequeña piscina, con lo cual acercarse a ella era una temeridad, que se pasaba, sin embargo, el dia mirandola como si fuera un fantasma; Carolina, siempre dispuesta a animarla convertida en su fuerza moral, aunque a veces su energia la llevaba a rozar los extremos.


Montse, de espaldas al espejo de la pared,empezo a desnudarse para ponerse el bañador. Un bañador no muy seductor, pero el unico que habia encontrado cerrado por el cuello. Una rareza. Se quito la camiseta, los pantalones y la ropa interior. Cuando se quedo desnuda. se dio cuenta de que el bañador estaba cerda del espejo, asi que, al girarse y alargar la mano, se vio reflejada por un momento, de refilon.
Cerro los ojos, cogio la prenda y volvio a darle la espalda al espejo.
Entonces se percato de lo absurdo que habia sido su gesto.
Si ella era la primera en no enfrentarse a la realidad, ¿como podia pretender que su familia lo entendiera?

Vacilo, pero fue apenas un instante. Luego giro sobre sus talones por segunda vez y se enfrento a su imagen en el espejo. La cicatriz, que nacia en su garganta, bajaba en una espantosa vertical atravesandola el cuerpo casi hasta el ombligo. Era como una cremallera que no se abria. Una cremallera rosada y salpicada constantemete por trazos horizontales. Pasaba entre sus pechos jovenes y hermosos como un rio seco. Y aun siendo espantosa, eterna, sabia que representaba la puerta de su esperanza, la clave de su nueva vida. La cicatriz no era mas que la huella visible, el vestigio de lo sucedido.
Se llevo la mano derecha hasta ella.
La toco.
¿Era la primera vez que lo hacia?
No, pero si de aquella forma.
Cerro los ojos y escucho los latidos de su corazon.
Su corazon.

La vida es muy extraña, pero solo cuando se esta a punto de perderla tomamos conciencia de lo que vale y de que lo es todo, porque no tenemos nada mas.

Montse llenos sus pulmones de aire y se puso el bañador.
Tiempo. Necesitaba tiempo.
A fin de cuentas, estaba aprendiendo a vivir de nuevo."



CINCO


"Carolina fue la que le dio el codazo, nada disimulado, segun su mas puro estilo.
- ¡ Esta ahi! - cuchicheo, aunque fue como si lo gritara.
- ¡ Ay! - protesto Montse, por el golpe - ¿ Quien esta ahi?
- ¡ El!
- ¿Pero...?
- ¡ No, no te gires! ¿Estas loca?
- ¡ Tia, vale ya!
- ¿ Desde cuando te has olvidado de las normas? No girarse. Es una de ellas.
- ¿ Quien esta ahi?
- ¡ El timido! ¿Quien va a ser?

No se lo dijo, pero creia que se referia a Arturo.
- Bueno ¿y que?
- Es que nos ha visto, ¡y viene hacia aqui!
-¿ Como que viene hacia aqui?
- Pues eso, que viene.

Se lo dijo sin abrir apenas la boca, con los labios distendidos en una sonrisa, fingiendo mirar a todas partes. Eso obligo a Montse a mantener la calma y guardar silencio. Carolina ya no volvio a hablar.
Contuvo el aliento menos de tres segundos.
- Hola - escucho su voz por detras.
Fue el momento de liberar tensiones. Esta vez si giro la cabeza y le vio aparecer por la izquierda. Llevaba una camisa muy bonita y unos vaqueros que se ajustaban perfectamente a su figura. No era un modelo, pero realmente parecia recien salido de un anuncio de la television. Un anuncio de gente sana.

- Hola - contesto con una calida sonrisa Carolina.

El chico miro a Montse.
-¿ Que tal?
- Bien.
- Me alegro.
- Bueno, cai sobre una parte blanda - sonrio ella.
Carolina metio baza a la primera oportunidad.
-¿ No quieres sentarte? - le invito.

Recibio la patada de Montse por debajo de la mesa, pero logro mantenerse estoica, como si nada, con la misma sonrisa cicelada por el fuego de la experiencia sobre su rostro.

- Bueno, no quier molestaros, solo...
- Tu no eres de por aqui¿ no?- continuo Carolina viendo que se el escapaba.
- No, soy forastero. Acabo de llegar al pueblo y no conozco a nadie, la verdad.
- Pues entonces ya nos conoces a nosotras. Va, sientate y no te hagas el interesante.

Esta vez la nueva patada de Montse no la alcanzo, porque Carolina se aparto antes de que llegara a su pierna. La silla hizo un ruido curioso, similar a un gemido, al desplazarse por el suelo. Entre la marea de voces de los que llenaban el Casino, sono como hiriente estrepito. Media docena de miradas convergieron en ellos.

-¿ De verdad no os importa? - vacilo el mirando a Montse.
-¡ Que no, hombre ,que no! - contesto Carolina.
- Bueno, pues... gracias - dijo el recien llegado.

Y se sento entre las los."


Continuara....










martes, 23 de diciembre de 2008

Primer latido

Hoy buscando entre mis cosas un cd me encontrado con otra cosa, un viejo libro, un libro que creo que es uno de los mejores que he leido en mi vida, es un libro de adolescentes.



Cuando me lo dejo una persona, fui reticente a leerlo, me habia explicado de que iva y no tenia ganas en ese momento de mi vida de leer ese tipo de historia. Tarde mas de cuatro o cinco meses en decidirme a leerlo y en cuanto lo cogi en mis manos y lei la primera frase...me engancho... os lo ire escribiendo capitulo a capitulo a capitulo aqui, porque a pesar de que un simple libro de adolescentes creo que tiene algo...quedaros con algo mas alla de la historia de amor... es un libro de Jordi Sierra i Fabra.


UNO


"Justo cuando tropezo, el aparecio a su lado.

Fue algo fortuito e inesperado, casi ridiculo,porque primero dio un traspies y luego dos pasos intentando mantener el equilibrio. Ademas, se asusto. Eso fue lo que hizo que perdiera la verticalidad y, no caerse de bruces, apoyo una mano en el suelo y acabo cayendose de espaldas, O sea, que quedo sentada en el suelo, mitad avergonzada.
Lo segundo, evidentemete por el.

- ¿Te has hecho daño?
- No.
-,Dame la mano.

¿Que podia hacer? Se la dio y el tiro de ella con fuerza, devolviendola al mundo normal. Una vez de pie, ante todo comprobo su aspecto. Pero de reojo siguio examinadolo. Era un poco mas alto que ella, de complexion bastante atletica; la camiseta permitia ver sus brazos y la extension de sus hombros. El cabello, muy negro, daba la impresion de ser a la vez muy suave. Pero sin duda lo que mas me fascinaba eran sus ojos, la nariz y los labios, que formaban una simetria perfecta. Y esos ojos la miraban de una forma muy directa, especial; se dio cuenta en seguida.
En otras circunstancias le habria parecido atractivo.

- ¿Estas bien?
- Si, si, no ha sido mas que el susto.
- Ibas distraida,
- Pensaba en mis cosas.
- Ya.

Se enfrento a su mirada y fue en ese momento cuando se dio cuenta de que el estaba palido, casi tan asustado como lo habia estado ella en el momento de caerse. Sus ojos tralucian miedo, y eso conferia a su rostro un extraño efecto que la desconcerto aun mas.

- No me ha pasado nada, en serio- se vio en la obligacion de traquilizarlo.
- Bueno, pues...-vacilo el, como si no supiese que hacer.
- Gracias.
- Vale.
- Adios, hasta luego- se despidio ella, dando por terminado aquel dialogo de besugos presidido por los nervios.

Pero mientras se alejaba de el, dejandolo alli quieto, en mitad de la acera, supo que seguia mirandola, y que en sus ojos permanecia aquella luz curiosa, expectante, tan distinta a todas las miradas, incluso tratandose de lo mas natural: un admirador.
Una luz llena de sensaciones.

Logro continuar andando si girar la cabeza. Le costo, pero lo hizo, con un ejercito de hormigas recorriendo su espina dorsal y un frio vacio en la boca del estomago.
Despues se metio en la panaderia, una docena de metros mas alla y suspiro aliviada al sentirse a salvo, aunque no sabia de que.


DOS

"Escucho la voz de Carolina, su mejor, su unica amiga verdadera, justo al doblar la esquina que conducia a la calle en que estaba su casa, oculta desde alli por los arboles del jardin y el pequeño muro.
- ¡Montse!

Se detuvo y, al verla, dejo las dos bolsas en el suelo. Hacia mucho calor, muchisimo, lo que auguraba un verano insoportable a medida que avanzaba mas. La urbanizacion en la que vivian, aunque cercana al pueblo, tenia muchos desniveles y cuestas, asi que aprovecho la parada para descansar y agradecio no hacerlo al sol. Las ramas de uno de los frondosos pinos de los señores Ferrer la protegieron mientras Carolina trotaba a su direccion. Le envidio su top y su minifalda. Ella llevaba una camiseta cerrada y unos vaqueros. Todavia le costaba aceptar que nunca podria llevar escote, un biquini, ni siquiera un traje de baño escotado.
Nunca mas.

- ¡Caray, tia!- resoplo Carolina al llegar junto a ella- No sabes las ganas que tengo de motorizarme, aunque solo sea para venir a tu casa.
- ¿ No dices siempre que esto es mucho mas tranquilo que en el centro del pueblo?
- Si, ya, pero....
- ¿Vienes a bañarte?- le pregunto Montse, dudosa, al ver que su amiga no llevaba la bolsa con el bañador.
- No, no puedo. Te he visto de lejos y solo queria preguntarte que haremos esta noche.
- Vamos al Casino, ¿no?
- Bueno - accedio Carolina.
- Oye - no espero ni un momento mas; queria contarselo - ¿Recuerdas al chico del sabado?
- ¿El que no paraba de mirarte con cara de extasis concentrado y dolor de estomago?
- Si.
- Claro que lo recuerdo, ya te lo dije que era muy mono.
- Pues acabo de verlo.
- ¿ Ah, si? -se quedo en suspenso Carolina- ¿ Y...?
- Hemos hablado.
- ¿Que? -la cara de su amiga cambio -Cuenta, cuenta.
- Nada, que iba por la calle, he tropezado, me he caido...
- ¿Que te has caido? - se alarmo su amiga.
- Una buena culada.
- ¡ Oh Dios, que verguenza! - y cerro los ojos - No me digas que el...
- Estaba alli - le confirmo sus sospechas Montse - Pero es que ademas aparecio como por arte de magia ¿entiendes?
- ¿ Y te ha ayudado a levantarte?
- Si.
- ¡Lo sabia, lo sabia! - canto Carolina - Ya te lo dije. ¿ Que tal?
- Nada.
- ¿Como que nada? - su voz se lleno de reconvinciones - ¿Como se llama? ¿Quien es? ¿Habies quedado?
- ¡Eh, alto! - la detuvo Montse - Me he caido, estaba alli, me ha ayudado y eso ha sido todo.
- ¿Le has dejado escapar?
- ¿ Que querias que hiciera? ¡Por Dios! Mira que eres...
- Oye, rica, ¿tu crees en las casualidades?
- No se.
- Pues yo no. Lo dejaste colgado el sabado y esta esperando su oportunidad.
- La ha tenido y no me ha dicho nada.
- Porque es timido, ya se le notaba. ¿ A que estaba nervioso?
- Bastante - reconocio Montse - Se ha asustado casi mas que yo al verme en el suelo.
- Normal.¿ Que quieres? Si le gustas, montas el numero, tu no le das pie y el es timido...
- Carolina...
- Yo no digo nada - se definio ella - pero ya sabes lo que pienso: que necesitas un poco de marcha despues de lo de Arturo.
- Bueno, vale ya, ¿no? - se quejo con amargura Montse.

Carolina bajo la cabeza. En su rostro, enmarcado por una abundante melena negra, aparecio una sombra de culpabilidad. Su amiga la vio morderse el labio inferior; se habia dado cuenta de que acabada de meter la pata, por otro lado algo habitual en ella.

- Vale, lo siento- dijo - Te juro que no volvere a mentarlo.
- No es eso - manifesto con cansancion Montse - Es que...- no encontro palabras para explicar lo que sentia, asi que acabo suspirando antes de agregar - Bahh dejalo, no me hagas caso. Todabia sigo sensibilizada-
- A veces hablas tan fino - secundo su suspiro Carolina levantado la cabeza- ¿ Por que no dies simplemente que estas cabreada ademas de dolida?

Logro hacerla reir, algo bastante dificil en las ultimas semanas.
- Bueno, ¿te vienes o no?
- Te ayudare a llegar a casa con esto, se ofrecio Carolina cogiendo las bolsas del suelo - pero tengo que largarme a toda prisa.
- Eh, dame una- protesto Montse.
- Da igual vamos.

Se resigno. Carolina ya le habia sacado cinco metros de ventaja calle arriba."

Continuara....

 
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